En una zona muy activa del norte de Virginia, en el área metropolitana de Washington D.C., una comunidad de Laicos Consagrados del Regnum Christi vivió un día que quedará grabado en su historia: la bendición de su nueva capilla y la inauguración oficial de su casa en la ciudad de Manassas. El acontecimiento tuvo lugar el 18 de marzo, víspera de la solemnidad de San José, en un ambiente de oración, gratitud y esperanza.
La misa inaugural fue presidida por Mons. Paul deLadurantaye, canciller de la diócesis de Arlington, quien bendijo la capilla y compartió con los presentes un mensaje de aliento y comunión eclesial. El obispo recordó con afecto sus años de trabajo en Roma junto al Papa Francisco, destacando la importancia de comunidades vivas que encarnen el Evangelio en medio del mundo.
La familia Regnum Christi se hizo presente en el evento con Angela Kanazeh, miembro laica y directora local; el P. Lino Otero, sacerdote legionario de Cristo; las consagradas Deb Bauer y Luly Fernández; y los propios laicos consagrados anfitriones. Tras la misa, los asistentes tuvieron un momento de convivencia donde se intercambiaron testimonios, anécdotas y deseos para el futuro de esta comunidad que comienza una nueva etapa.
Una casa para la misión
La ciudad de Manassas, donde se ubica la casa de los laicos consagrados, está cerca de Divine Mercy University, una institución católica de posgrado especializada en psicología y consejería que forma parte de la Red Internacional de Universidades Regnum Christi. Los laicos consagrados llegaron al estado de Virginia en 2020, con la intención de colaborar más estrechamente con la universidad y fortalecer su presencia pastoral y formativa.
Desde la comunidad se señala que esta casa no es solo una vivienda, sino un espacio donde se integran la oración, la vida fraterna y el servicio apostólico. Su objetivo es ser una presencia viva del Regnum Christi en la sociedad, mediante el testimonio, el compromiso profesional y pastoral.
Esperanza para el mundo de hoy
La inauguración de la casa y la bendición de la capilla no son solo actos simbólicos. Son la confirmación de un compromiso concreto con la Iglesia y la sociedad. En un tiempo marcado por la fragmentación, la superficialidad y la búsqueda de sentido, los laicos consagrados ofrecen una propuesta: vivir la fe en comunidad, con generosidad, profesionalismo y pasión por Cristo y su Iglesia.
Durante la homilía de la bendición e inauguración de la casa, Mons. Paul deLadurantaye destacó que la capilla representa más que un espacio físico: es un signo visible de la presencia de Dios entre su pueblo, una manifestación concreta de que la fe sigue viva y sigue transformando vidas. Subrayó también que la presencia de esta comunidad es un don para la diócesis y un testimonio para quienes, consciente o inconscientemente, siguen buscando a Dios.
En medio de la vida moderna y sus múltiples desafíos, su presencia recuerda que otra forma de vivir es posible. Una vida centrada en Dios, compartida con otros y volcada en el servicio a los demás.
El presente artículo tuvo como base “The Lay Consecrated Men of Regnum Christi Celebrate the Inauguration of Their New Chapel and Home”.
 
				

