El año pasado tres Laicos Consagrados del RC, Abraham Monroy, Bernardo Pérez y Daniel Bizzo, culminaron una licenciatura o sus maestrías.
El laico consagrado, de cara a su misión en el mundo y de acuerdo a lo que establecen las constituciones [“El desempeño de la misión evangelizadora requiere una formación adecuada…” (CLCRC #35)], cursa estudios universitarios y, en la medida de lo posible, realiza estudios de posgrado. Se busca una formación, según el llamado personal de cada uno, que permita anunciar el mensaje evangélico a los hombres y colaborar eficazmente a hacer presente el reinado de Cristo. En el plan general de formación, se incluyen, además de la carrera civil, estudios de filosofía, teología y doctrina social de la Iglesia. Eso es resultado de esa búsqueda de estar preparados para poder responder a los retos de nuestro mundo, así como para evangelizar las realidades temporales, ser testimonio profético estando en el mundo sin ser del mundo, y aportar las competencias profesionales en la misión de cada uno.
Para Bernardo Pérez, “continuar con la formación es una forma de crecer en la disponibilidad y en la capacidad de servir a Cristo y a las personas en la Iglesia y en el Regnum Christi. Es estar más capacitado para desempeñar diversas labores de una manera profesional y así ayudar, de distintas formas y en distintos ámbitos a que Cristo reine en los corazones.”
“Te saca un poco de tu zona de confort”
En palabras de Abraham Monroy, la maestría es siempre una experiencia grande que también implica un gran reto, ya que, “estás en una universidad que es demandante, en el trabajo y en tu vida ordinaria.” Mientras Monroy estudiaba, una de sus experiencias más valiosas fue convivir con muchas culturas, que, desde distintos puntos de vista, te aportan formas de resolver problemas, de abordar realidades en el mundo de la empresa, de la economía y de las finanzas. “Te saca un poco de tu zona de confort y te hace reflexionar cosas distintas. Yo creo que esa es la gran riqueza además de la parte académica.”
Monroy manifiesta su experiencia como un desafío que lo desglosa en los siguientes puntos:
- Lo primero es que te acepten después de entrevistas y que conozcan tu perfil laboral de acuerdo a lo que las universidades buscan.
- Como consagrado o dentro del RC “queremos evangelizar las realidades temporales, incidir y llevar a Jesús.” Por lo tanto:
- Saber llevar o transmitir a Jesús muchas veces sin mencionarlo, “no porque se tenga ocultar sino porque son cosas que tal vez los demás no lo van a entender, porque son de una cultura, religión distinta, o porque simplemente no conocen a Jesús.”
- Profesionalismo que es exigencia para todos, quienes tienen que responder a las materias, a los profesores, a las clases; todos tienen trabajo, negocios y todos tienen distintas experiencias.
- Como consagrado, no buscar solamente un título personal, sino tener la intención de hacer crecer a toda la SVA, a los mismos consagrados y por lo tanto a todo el Regnum Christi. “Buscar que de alguna manera lo que yo hago vaya transformando la sociedad, y la lleve hacia Dios, que es el objetivo que todos buscamos.”
- Para muchas personas ser consagrado no significa nada; “inmediatamente serías descartado si das argumentos de DSI”, por ejemplo. ¿Con qué autoridad afirmas eso? Dirían algunos. El profesionalismo que otorga credenciales se vuelve una motivación a ser escuchado y tomado muy en cuenta.
“Señor, te lo entrego a ti, el título es tuyo”
Finalmente, Daniel Bizzo nos comparte que, en su graduación, desde estar en la fila para recibir el título hasta ya tenerlo en la mano, lo que pensó fue “Señor, te lo entrego a ti, el título es tuyo.”
“Yo opté por ser Laico Consagrado para ofrecer todo mi conocimiento y toda mi formación a Él. Que este y todos los estudios que vengan se los consagre a Él; que sea de provecho para la transformación del mundo, para el cumplimiento de tu misión y para que venga tu reino en la tierra.”